La Virgen que dicen que llora es centro de veneración de los fieles

Ya fijaron un día de adoración, los jueves, a las 21. Un hombre que vive en barrio Paraná V trajo la imagen de Salta hace cuatro años

 

 

 

Llegó el sábado, y al día siguiente, el domingo, exactamente a las 3 de la tarde, los fieles empezaron a notar el fenómeno: la imagen de la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús, más conocida como la Virgen del Cerro, empezó a llorar, y las lágrimas despedían un olor a rosas.
Eso cuenta Walter Minigutti, el párroco de Santo Domingo Savio, el templo ubicado en calle Miguel David al 100, en la zona sur de la ciudad, adonde llegó el sábado la imagen que ahora todos veneran. Llegó traída por Adrián, un hombre que vive en el barrio Paraná V, que viajó a Salta cuatro años atrás, atraído por el fenómeno de las apariciones que reveló María Livia Galliano de Obeid.
Allá en Salta, en el santuario dedicado a la Virgen a la que acuden fieles de todas partes del país y el mundo, Adrián compró una réplica de la imagen venerada y la dejó en su casa. Nada fuera de lo corriente

 
Discusión

La Virgen del Cerro, María Livia Galliano y las monjas carmelitas del Monasterio de San Bernardo, fueron objeto de una intervención de la Iglesia en 2003, y eso derivó en una serie de disposiciones del Arzobispado de Salta.
A María Livia la Iglesia le impuso la obligación de “abstenerse” de hablar de los mensajes que la Virgen le transmitía; a las carmelitas, “abstenerse de hacer propaganda sobre este tema, es decir, de difundir los supuestos mensajes mediante publicaciones, video, estampas, medallas, etcétera. El Carmelo debe abocarse a vivir, profundizar, y transmitir el carisma propio expresado en la doctrina de la Madre Santa Teresa de Avila, de San Juan de la Cruz y de Santa Teresa de Lisieux (doctores de la Iglesia) y de los otros santos, beatos y maestros carmelitas”.
Y se prohibió la imposición de manos a los fieles que asistieran al santuario de la Virgen del Cerro, creado por María Livia.
Pero por fuera de esas decisiones de la Iglesia, la devoción se extendió.
Adrián fue uno de los tantos miles de peregrinos que llegaron hasta allá, y de Salta se trajo una réplica de la Virgen. Desde hace un mes, la réplica de la Virgen del Cerro empezó a llorar.
Buscó un sacerdote a quien contarle la experiencia, y contactó por Facebook a Minigutti.
El cura no puso reparos cuando el hombre le pidió llevar la imagen de la Virgen al templo, y en disponer, además, un día fijo de adoración: los jueves a las 21. Este jueves fue el primero.

 

Visitas

Minigutti dice que personalmente no vio llorar a la imagen, pero que tiene relatos de fieles que sí lo han visto. Lo que sí guarda, dijo, son “algodones con los cuales le han secado las lágrimas. Y sí, tiene olor a rosas, como dice la gente”. El sábado la imagen llegó a la parroquia y se la ubicó en la capilla de adoración perpetua, y ahí quedó.
“Según me dijo este nombre, la Virgen le había dicho que quería estar en una parroquia que lleve su nombre. Esta parroquia es de Santo Domingo Savio, pero acá tenemos una imagen de la Virgen con adoración perpetua. Yo no tuve ningún inconveniente en que la trajera. Como es un asunto de la Virgen, le abrí las puertas. Acá, evidentemente, hay algo. Esto no se puede inventar. No se puede inventar que una imagen llore, y llore con olor a rosas”, dice el sacerdote Minigutti.
El párroco pide “que no se mediatice esto, que no se pierda el respeto. La fe no vive de fenómenos, vive de lo común –señaló–. Yo creo que estas son señales que la Virgen nos da para fortalecernos en la fe, y acompañarnos en el dolor. La Virgen ve que estamos con mucha violencia, con casos de corrupción y de dolor. Entonces, la Virgen llora por sus gestos. Me parece que esto nos debe servir para fortalecer la fe y acompañarnos en nuestro dolor, y para que la gente trate de acercarse a Jesús”.


¿La curia tiene que autorizar este tipo de manifestaciones?

Desconozco cómo es el trámite, y si hay que pedir autorización o no. Como ya estaba al tanto de este fenómeno, se lo había comentado a monseñor (Juan Alberto Puiggari). Y él me dio confianza. Sabe que yo no voy a andar haciendo cosas que no corresponde. De todos modos, estos son hechos que hay que dejar que sigan, y después se va a saber. 

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